Presiona a hogares la comida más cara

Cd. de México (Reforma).- Al cierre de 2022, México acumuló dos años seguidos con la inflación más alta en las últimas dos décadas para los alimentos.

Y en la primera quincena de enero de 2023, los precios no han dado tregua, pues este rubro registra una tasa anual de 12.97 por ciento, en medio de una inflación general que se ubica en 7.94 por ciento anual.

Sin embargo, productos como leche, huevo, pan y cereales registran incrementos superiores, según datos del Inegi.

La inflación sobre los alimentos ha causado que los hogares de menos recursos usen su presupuesto para salud o educación en la compra de alimentos, lo que contribuye al aumento de la brecha social, de acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco).

Ana Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Imco, explicó que aunque la inflación se haya moderado a comienzo del año y el salario mínimo haya aumentado, no se logra compensar el impacto ya generado por alimentos más caros.

“La inflación en los alimentos afecta mucho más a los hogares de bajos recursos, porque los alimentos no se pueden dejar de comprar, se puede dejar de comprar vehículos, dejar de pagar educación, pero alimentos es algo que todos necesitamos.

“Las familias de bajos recursos tienen que dedicar la mitad de todo su gasto a alimentos y bebidas, en contraste, el 10 por ciento de los hogares con mayores ingresos del País solo gastan 28 por ciento de su gasto en alimentos“, dijo.

La especialista del Imco explicó que si bien aún no se conoce cómo se modificó la canasta de consumo a partir de la pandemia, el aumento de los precios alimenticios se concentró en productos básicos, mientras que otros no tan necesarios tuvieron inflaciones moderadas.

“Hay casos como la leche de soya, en donde la inflación fue menor que la general, también el chile poblano o el aguacate, donde la inflación anual en diciembre incluso fue negativa, (pero) son cosas en las que no necesariamente se gasta cuando uno nada más tiene para la canasta básica”, detalló.

Al respecto, Ernesto Hermosillo, presidente del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), explicó que, el año pasado, en México el consumo de carne de cerdo creció 7.2 por ciento, aumento impulsado, en parte, porque de entre las proteínas animales, costó menos que la res o el pollo.

Sin embargo, ante una mayor demanda de cerdo, el precio mantendrá una tendencia al alza al menos un año más, mientras el precio del pollo podría estabilizarse.

“Va a llegar un punto en el que la gente diga ‘ya mejor me regreso al pollo’. En el cerdo todavía no pasa (llegar su precio máximo), todavía falta un rato, a lo mejor a mitad de año para que empiece a estabilizarse”, apuntó.

Para empresas del sector de alimentos, los incrementos en materias primas como los lácteos y harinas inciden en un aumento en los costos de producción.

Sin embargo, por el momento no se pueden aumentar los precios en la misma medida porque eso representaría una desaceleración en las ventas, opinó Fabrice Salamanca, vicepresidente de Asuntos Públicos y Legales de Danone México.

Especialistas y productores consideran necesario que desde las políticas públicas se generen planes para incidir directamente en los precios de los alimentos básicos, pues hasta el momento esquemas como el Pacic y Apacic no han reducido los costos al consumidor.

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