
Cd. de México (Reforma).- Petróleos Mexicanos (Pemex) seguirá dependiendo del Gobierno federal para el pago de su deuda en lo que resta del año y en 2023, señaló Moody’s Investors Service.
En un análisis, la calificadora describió que las dos mayores petroleras nacionales de América Latina, Petrobras, de Brasil, y Pemex se enfrentan a tendencias de apalancamiento divergentes.
Mientras Petrobras ha logrado desapalancar su balance en los últimos años, el equilibrio financiero de Pemex se ha vuelto más precario, ya que ha pasado de apoyar las cuentas fiscales del Gobierno federal a depender de éste para apoyar sus operaciones y los pagos de su deuda, destacó Moody’s.
Sostuvo que aunque a Pemex el aumento de los precios del petróleo le ayudará en su posición financiera, su flujo de caja seguirá siendo negativo.
“La empresa requerirá el apoyo continuo del Gobierno mexicano para sus pagos de deuda en 2022 y 2023, dada su elevada carga de deuda y sus necesidades de capital de trabajo, así como la continuación de las inversiones en su negocio de refinación, que genera pérdidas o muy pocos beneficios.
“Pemex es la empresa integrada de petróleo y gas más endeudada a nivel global en nuestro universo calificado; también es la única con patrimonio neto negativo“, resaltó la agencia.
Moody’s refirió que en los primeros cinco meses de 2022, el aumento de los precios del petróleo ayudó a reducir el déficit del sector público en México, un patrón que continuará hasta el siguiente año. Los mayores precios del crudo también permitirán a Pemex pagar mayores regalías al Gobierno en 2022-2023.
Estos pagos reducirían la cantidad neta de apoyo que el Gobierno federal proporciona a Pemex a través de reducciones de impuestos e inyecciones de capital para inversiones y pagos de deuda, aunque no los eliminará.
Deuda en países de América Latina
Por otra parte, Moody’s advirtió que después de aumentar significativamente durante la pandemia de Covid-19, los ratios de deuda de los países de América Latina pueden acercarse a los niveles anteriores a 2020, pero es improbable que vuelvan a ellos en los próximos 12 a 18 meses.
“Es probable que la carga de la deuda de los grandes países latinoamericanos siga siendo elevada, lo que limitará la capacidad de los gobiernos para apoyar el crecimiento económico”, estimó.
El crecimiento de la deuda coincide con la rápida subida de los tipos de interés en todo el mundo.
La calificadora recordó que durante la pandemia, México limitó el deterioro de la carga de su deuda y el Gobierno federal dio un apoyo fiscal mínimo a empresas, que mantuvo los desequilibrios fiscales más estrechos que los de la mayoría de los demás soberanos con calificación Baa (aquellas que se consideran de grado intermedio y están sujetas a un riesgo crediticio moderado, por lo que pueden presentar ciertas características especulativas).
“A pesar de la relativa estabilidad de la carga de la deuda durante la pandemia y nuestra expectativa de que este ratio se mantendrá prácticamente sin cambios hasta 2024, una mayor carga de intereses debilita el perfil fiscal de México”, alertó.
Si bien la carga de la deuda del Gobierno federal se acerca al 41 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2022, por debajo de la media de los soberanos con calificación Baa, una estrecha base tributaria contribuye a una mayor carga de intereses, medida por la relación pagos de intereses/ingresos.
“Prevemos que la relación entre los pagos de intereses y los ingresos de México aumentará a más del 13 por ciento en 2022, por encima de la mediana de (los países con calificación) Baa (que es de 7 por ciento).
“Más en línea con los niveles de otros soberanos con calificación Baa2, ya que México se enfrenta a mayores pagos de intereses en medio de un aumento de los tipos de interés”, aseveró.
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