
“Durante la pandemia hubo muchos compañeros que desertaron por el miedo. En ese momento estábamos aprendiendo a manejar esta enfermedad”, dijo Braulio Alvarado, enfermero. Foto: Diego Bonilla Flores

Cd. de México (Reforma).- Cuatro meses después de que el primer caso de Covid se registró en la Ciudad de México, Braulio Alvarado, enfermero del Hospital Ajusco Medio, en la Alcaldía Tlalpan, se contagió.
De los primeros días sin síntomas, pasó a perder oxigenación en la sangre y pronto debió ser internado. Por dos semanas permaneció intubado.
“Llegué a urgencias con saturación al 60 por ciento de mis pulmones, estuve en el área de choque. Me dijeron que me iban a intubar y accedí, ya sabía los riesgos. Estuve internado un mes e intubado 15 días”, recordó ayer Braulio.
El próximo lunes, la Secretaría de Salud (Sedesa) conmemora la aparición del primer caso de coronavirus en la Ciudad de México.
Para Braulio, los meses que siguieron, al 27 de febrero de 2020, estuvieron marcados por la incertidumbres, el miedo y el aprendizaje constante sobre cómo lidiar con el Covid.
“Durante la pandemia hubo muchos compañeros que desertaron por el miedo. En ese momento estábamos aprendiendo a manejar esta enfermedad. No sabíamos cómo manejarla, al principio usábamos doble cubrebocas, uniforme quirúrgico, caretas, traje tyvek, inclusive tres pares de guantes”, reconoció.
Luego de que obtuvo su alta, para Braulio siguió la recuperación por las secuelas que dejó el Covid en su cuerpo. Debió enfrentarse a la fatiga y a la tos. Eventualmente, estas cedieron.
De los 240 casos que se tuvieron atender de forma simultánea en el Hospital Ajusco Medio, hoy se registra menos del 10 por ciento. Sólo 17 pacientes se encuentran hoy internados, ninguno de gravedad, explicó Jesús Ortiz, director del Hospital.
En el lugar, ahora también se brindan terapias de rehabilitación pulmonar, psicológica y psiquiátrica, ante los numerosos casos de pacientes con secuelas que van de seis meses a un año y medio.
Ricardo Ramírez, de 28 años, acude a rehabilitación pulmonar. Él ingresó al Hospital el 2 de enero del año pasado, cuando su saturación cayó al 50 por ciento.
“Llegué a terapia intensiva, dos meses después desperté de la intubación. Fue una situación muy difícil; sufrí dos infartos en el momento en que estaba inconsciente”, relató.
Su proceso ha sido progresivo. En noviembre dejó de utilizar los tanques de oxígeno y ahora, poco a poco, se recupera de la fatiga de sus pulmones.
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